Vivo de esa
manera
sin la
necesidad de los aditivos,
pero vivo
como los pájaros.
Siempre le
escapo a ir tomado de la mano,
todas mis
compañeras se transforman en coleópteros.
Mi único límite
es vertebral,
porque viviría en la cueva.
Soy un
vagabundo
evitando la
conquista de mi corazón
olvidado en
un contenedor
de un
puerto abandonado.
¿Corazón
que he hecho contigo?
¿No me
importa nada de ti?
Vivo
corriendo a ningún lugar,
llegando a ningún lado.