Llegando a
la edad de mis abuelos,
la vida me
enseño que el primer amore jamás se olvida,
que la vida
está hecha de decisiones,
que para
avanzar, a veces hay que retroceder.
No hay que
seguir siempre el mismo camino;
aunque
parezca un poco descabellado,
lo mejor de
esta vida es aprender del error,
porque sin
error no se aprende
y si no
aprendes,
es porque
jamás lo intentaste.
Vivís
sabiendo todo,
pero
realmente al final del camino
te das
cuenta que no sabes nada.
Sacrificamos
nuestra salud
para que
cuando estemos cerca del final,
sacrifiquemos
vuestro bolsillo
para
encontrarle una escapatoria a la inevitable muerte.
¡Vida!
Te estoy
pidiendo que me dejes partir
al puerto
de los ancianos,
donde
abunda el amor, la paz y las anécdotas.
Amar a la
vida
es saber
decirle adiós a la vida.
Amar a la
vida
es saber
amar el descanso eterno.