domingo, 24 de julio de 2011

Descepcionado de mí

Cabalgando la vida que me toco, me estoy quedando sin pelos en la cabeza, y con pelos en la lengua.
Que bien me siento con las cabras a mi alrededor y los perros ladrando; y algún que otro cactus a lo lejos.
Hoy es hoy, y si soy un cadáver es porque es domingo.
Mi cuerpo esta encadenado a la tristeza, al fracaso, la depresión;
no paro de caer nunca, siempre estoy cayendo y de lo único que me agarro
es de mi mismo.

En la caja de recuerdos que esta debajo de mi cama,
suena una campana todo el tiempo.
Necesito del campo para evitar el cáncer de esta ciudad,
romper los candados de mi opresión,
mirarme a la cara y ver que no llegue a nada.

Mi progreso avanza al ritmo de un caracol.
Cuanto tiempo sin recibir una caricia,
sin esbozar una carcajada.

Encerrado en mi cárcel,
sin el coraje de tomar una ruta y huir long long.
Jamás escribí algo para tí,
estoy tan convencido de que nunca te volveré a ver
que no encuentro una razón para hacerlo.

Pensar en un castillo y verte en la calle,
mirar mi futuro me produce ceguera.
Encerrado en este camino que tome
ciego de todo, hasta del cielo.

La última luz que vi fue en mi época de school.
La oscuridad comenzó el día que salí a la ciudad;
la cabeza se me hincho junto con mis venas.

Mis arco iris son grises
comer no me quita el hambre,
comprar no me hace feliz,
competir no me interesa.

Corazón vuelve de dondequiera que estés,
corre por mi
desángrate por mi,
deja de latir para mi.